Blog

Buses cero emisiones en Bogotá a partir de 2022 – Liderazgo político para acelerar la transición

Una rápida transición hacia buses cero emisiones es necesaria para que las ciudades de América Latina logren superar los retos de calidad de aire y cambio climático. Bogotá, Colombia, se ha convertido en una referencia regional al establecer la meta de únicamente permitir la entrada de buses cero emisiones al sistema Transmilenio a partir de 2022.

¡No más buses de combustión interna a partir de 2022! ¿Cómo se llegó a este importante hito? A lo largo del 2019, la Alcaldía y el Concejo de Bogotá estructuraron un proyecto de acuerdo asociado a la declaratoria de emergencia climática de la ciudad. El acuerdo fue aprobado en diciembre de 2020, dejando en firme los lineamientos para la adaptación, mitigación, y resiliencia frente al cambio climático de la ciudad para las próximas décadas. Dentro de las metas establecidas se encuentran la disminución del 50 % de los gases efecto invernadero para el año 2030 y la conversión a carbono neutral para 2050. Este gran logro convierte a Bogotá en la primera ciudad en la región en establecer mediante estatuto municipal estrategias tangibles y alcanzables al corto plazo, entre las que se incluyen la meta anteriormente mencionada. Así mismo, Bogotá se convierte en referente nacional al adelantar en trece años la fecha límite establecida por el gobierno nacional en la Ley 1964, la cual exige que todos los vehículos adquiridos en los sistemas de transporte masivo del país deberá ser cero emisiones a partir del 2035.

Aunque parezca sencillo, la llegada a esta gran meta histórica para la ciudad incluyó un gran debate en torno al impacto que podrían generar en las finanzas municipales la incorporación de la flota eléctrica. Dentro de este contexto, Transmilenio solicitó mover, de 2022 a 2030, la fecha de inicio para exigir la incorporación de buses eléctricos al sistema. Durante el último debate llevado a cabo antes de la aprobación del proyecto de acuerdo y en el cual se discutió la solicitud realizada por Transmilenio, el ICCT tuvo la oportunidad de participar como especialista técnico, invitado por el Concejo de Bogotá. En esta ocasión el ICCT asistió como integrante de la iniciativa Zero Emission Bus Rapid-deployment Accelerator (ZEBRA).

En la iniciativa ZEBRA, el ICCT trabaja en conjunto con el grupo de liderazgo climático C40 para transformar el mercado de buses en las ciudades de América Latina hacia tecnologías 100 % cero emisiones. El trabajo que realizamos se enfoca en cuatro pilares fundamentales:

  1. Generación de demanda: trabajamos con las autoridades de las ciudades para lograr compromisos públicos hacia la electrificación y con los operadores de flota para desarrollar estrategias de despliegue de flota 100 % cero emisiones
  2. Ampliación de la oferta: trabajamos con fabricantes de buses para que se comprometan a ofrecer comercialmente buses cero emisiones en la región
  3. Disponibilidad de fondos de financiación: trabajamos con inversionistas para que se comprometan a invertir alrededor de 1 000 millones de dólares para proyectos bien estructurados de despliegue de buses cero emisiones
  4. Generación de confianza: compartimos casos de éxito y lecciones aprendidas entre los diferentes actores y ciudades

Nuestra presentación estuvo enfocada en compartir la experiencia exitosa del proyecto de buses eléctricos a gran escala fuera de China, el cual fue estructurado y puesto en marcha en la ciudad de Santiago en Chile por la empresa operadora de transporte público, Metbus, con la aprobación y acompañamiento del Directorio de Transporte Metropolitano (DTPM). Dado que en ese momento la discusión se encontraba en torno al impacto financiero de la implementación de buses eléctricos, nuestra intervención se enfocó en explicar cómo fue posible eliminar las barreras financieras presentes en el sistema de Santiago, de forma tal que el costo total de propiedad (TCO, por su sigla en inglés) de los buses eléctricos igualara el aprobado por la autoridad de transporte para la incorporación de los buses diésel. Este es un tema que hemos analizado ampliamente demostrando que el TCO de los buses eléctricos puede igualar, y en muchos casos ser inferior, al requerido para implementar buses con motores de combustión interna.

En el proyecto de Santiago se logró igualar el TCO de buses eléctricos al de buses diésel mediante la reducción de los costos operacionales y de mantenimiento obtenida por el uso de energía eléctrica, la optimización operacional, y la sinergia entre actores. Estos tres elementos muestran claramente el giro conceptual que debe darse para estructurar integralmente proyectos de movilidad cero emisiones. Es necesario entender que estos exigen repensar no solo los modelos de negocio, sino adicionalmente reconfigurar la logística operacional para ajustarse a las nuevas condiciones impuestas por este tipo de tecnologías.

Desde el punto de vista de sinergia entre de actores, Bogotá configuró un modelo de negocio que permite segregar responsabilidades y mitigar los riesgos tecnológicos y operacionales, aprovechando el nivel de especialización ofrecido por los operadores de transporte, los fabricantes de buses y los proveedores de energía. Esta segregación contempla el equilibrio entre la calidad de servicio, la viabilidad fiscal para las autoridades, y la sostenibilidad financiera para los concesionarios. Transmilenio, con el apoyo técnico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en las últimas licitaciones configuró un esquema que permite que los fabricantes y operadores estructuren una propuesta conjunta para adjudicarse la provisión de flota y la operación de servicios, respectivamente.

¡Se ha recorrido un gran camino! Sin embargo, muchas veces esto no basta y es allí cuando la optimización operacional se vuelve en una pieza clave para minimizar los costos y volver financieramente factibles estos proyectos. Esta fue una de las lecciones aprendidas en Santiago que recalcó el ICCT, como representante de la iniciativa ZEBRA, a los funcionarios de Transmilenio y a las demás autoridades presentes en la sesión del Concejo. La optimización operacional no solo permite reducir los costos operacionales, sino que adicionalmente facilita la reducción de los costos de capital del proyecto. Esta reducción es posible gracias al diseño de un plan de carga eficiente para la operación de los buses a lo largo del día, el cual permite optimizar el tamaño de la batería, la cantidad de cargadores, y la potencia instalada en cada uno de los terminales. Por lo tanto, es necesario tener en cuenta que para evaluar proyectos de buses cero emisiones, no se pueden aplicar las metodologías convencionales de evaluación de proyectos utilizados para buses a combustión.

Haciendo un símil entre la transformación del mercado y una reacción química, los componentes pueden estar dados para que una reacción ocurra, por ejemplo, se puede tener gasolina y aire suficiente para su combustión, pero la reacción no ocurre sin la presencia de la “energía de activación” que en este ejemplo vendría siendo un fósforo encendido. En el caso del mercado de buses, las condiciones están dadas para que las ciudades latinoamericanas realicen una transición que las aleje definitivamente de los buses contaminantes. El modelo de negocio funciona y esto ha sido evidente desde el modelo inicialmente planteado en el proyecto de Santiago hasta las adaptaciones utilizadas por otros operadores y ciudades. Adicionalmente, la tecnología ha probado su eficiencia y eficacia haciendo que cada vez existan más buses cero emisiones en el mercado, y que cada vez más entidades financieras estén dispuestas a poner recursos a disposición para proyectos bien estructurados. El liderazgo político y el establecimiento de metas claras a corto y largo plazo representan la energía de activación necesaria para enviar la señal de mercado definitiva y acelerar la transformación del mercado hacia cero emisiones.